El otro día, un conocido me explicó que su hija estaba interesada en estudiar Diseño Web y, al haber estado yo trabajando durante varios años como Diseñador Web, me preguntó mi opinión al respecto. Por supuesto, aunque como todas las profesiones tiene sus pros y sus contras, le dije que me parecía una idea fantástica y quisiera aprovechar este artículo para resumir algunas de las razones que le di de ello:
Es una profesión altamente demandada
Sobra ya hablar del másivo éxito de Internet en nuestras vidas y los diseñadores web merecen, sin lugar a dudas, gran parte del mérito en su popularización en todas las capas de la sociedad. Dicho de otra forma: internet ha dejado de ser algo exclusivo de “frikis”. Y precisamente esta ubicuidad de la Web es la principal causa de que se sigan demandando una gran cantidad de diseñadores web, lo que a su vez, repercute en que se trate, en general, de una profesión bien valorada económicante.
Después de todo, los diseñadores web son quienes dan forma a la web que conocemos, desde las que hacen de fachada virtual de un pequeño negocio a las complejísimas páginas webde muchas multi-nacionales.
Estimula y hace uso de la vertiente creativa
¿Quién se imaginaría hace 15 años que usaríamos más los teléfonos móviles que los ordenadores para navegar por la red? ¿O que el comercio electrónico pudiera llegar a mover más dinero que el comercio físico? Los constantes avances tecnológicos en internet provocan que los diseñadores web sean unos de los máximos exponentes para dar soluciones a retos inesperados y para ello deben aprender a utilizar su mejor arma: la creatividad.
Además, aprender a solucionar problemas de forma creativa es una valiosísima habilidad que excede el ámbito profesional.
Variedad en el día a día
La anteriormente mencionada ubicuidad de Internet provoca que todo tipo de negocios necesiten una página web, desde restaurantes a empresas desarrolladoras de videojuegos, pasando por agencias de viajes o bufetes de abogados.
Esta variedad hace que un diseñador web, por lo menos uno que se precie de perseguir la excelencia en su trabajo, deba conocer, hasta cierto punto, multitud de tipos de negocio. Al fin y al cabo, no se puede esperar la misma interacción por parte de los usuarios de un sitio web orientado a la tecnología que otro, por ejemplo, destinado al turismo.
Flexibilidad profesional
Trabajar como Diseñador Web a menudo es sinónimo de ser Freelance, y aunque esto sin duda tiene sus riesgos, ofrece también una flexibilidad (por ejemplo, trabajando desde casa o en realidad desde cualquier sitio con una conexión a internet) que puede repercutir positivamente en la calidad de vida. Trabajar como Freelance exige también mucha auto-disciplina, desde luego, pero ¿a quién no le gusta ser su propio jefe?
Además, se trata de una profesión desde la que resulta especialmente difícil “quemarse”, pues facilita el poder saltar a otros sectores relacionados, como el Marketing Digital o la Programación Web.
Así que ya sabes, si te consideras una persona creativa y te atraen las nuevas tecnologías (concretamente Internet), estudiar diseño web puede te puede brindar una excelente vida profesional.