Hace ya algunos años, trabajé en una empresa de desarrollo web y uno de los servicios que ofrecía (subcontratándolo a través de una tercera empresa) era el de traducción del contenido de las páginas web que desarrollábamos a múltiples idiomas. A pesar de que algunas de estas páginas eran para hoteles y otros negocios de proyección internaconal, los responsables de los mismos solían mostrarse reacios a contratar este tipo de servicios (pese a no ser, en absoluto, caro), pues por alguna razón creían que con una traducción automática de Google o similares, era suficiente. Por supuesto, una vez veían la dudosa calidad de las traducciones que generan estos servicios, se convencían de utilizar un servicio de traducción profesional.
Profesionalidad y confianza
A menudo la página web de una empresa es el primer contacto que tienen los clientes potenciales con la misma. Del mismo modo que un diseño cuidado y una experiencia de usuario satisfactoria contribuyen a mejorar la tasa de conversiones, una traducción profesional, que proporcione unos textos fáciles de leer, claros y precisos contribuirá al éxito de la web. Después de todo, en el mundo online pocas cosas inspiran menos confianza que acceder a una web que pretende vendernos un producto y servicio y descubrir que la web ha sido traducida de forma automática por Google Translate.
Especialización y precisión
Incluso aunque la traducción de nuestro sitio web haya sido realizada por alguien con cierto dominio en el idioma en cuestión, existen sectores tan concretos que solo traductores especializados están familiarizados con el argot y el vocabulario técnico de una determinada área. Por ejemplo, traducciones de textos médicos, jurídicos o financieros merecen ser realizadas por alguien familiarizado en el vocabularios de dichos sectores y no por un traductor más generalista.
Localización
La localización va más allá de hacer comprensible un texto para los hablantes de un determinado idioma. En el proceso de localización se tienen en cuenta aspectos geográficos y culturales, además de los puramente lingüisticos. Del mismo modo que el Español que se habla en España difiere del hablado en México o Argentina, lo mismo sucede con otros idiomas como el inglés o el francés. Si, por ejemplo, tenemos una tienda online enfocada principalmente al mercado estadounidense, conviene que la traducción sea en inglés estadounidense (y no, por ejemplo, británico) o incluso, en su defecto, valorar si es posible y adecuada utilizar una variante del idioma lo más neutra posible, apta para los usuarios de diferentes paises.
Aunar la creatividad con el respeto al texto original
Los idiomas están llenos de matices y connotaciones. Un buen traductor debe respetar el significado del texto original, pero además ser consciente de las sutilezas del idioma al que se está traduciendo, cambiando expresiones o palabras con el objetivo de llevar el espíritu del texto original al nuevo idioma. No es algo sencillo, por eso siempre es recomendable acudir a empresas de contrastada experiencia.
De entre todas las empresas de traducciones destacaría a Linguavox, pues a mi modo de ver cumple con todos los requisitos necesarios exigibles para ofrecer una experiencia satisfactoria:
- Dilatada experiencia
- Traductores nativos y profesionales en más de 50 idiomas
- Traducciones juradas
- Traducciones técnicas y especializadas en multitud de sectores
- Cuenta con varios certificados de calidad
Más información en https://www.linguavox.es/es/ .