Existen feroces luchas, despiadadas batallas cuya única baja es el orgullo del vencido. Batallas en las que no se escucha el rechinar de las espadas, ni el estrépito de los fusiles, tan solo el ruido sordo de la madera pisando la madera, del mármol pisando el mármol. Son representaciones militares, expresión máxima de táctica y estrategia, dignas de elogio y admiración, se desarrollan en la incertidumbre del día y de la noche, en sesenta y cuatro cuadros indómitos en las que el sacrificio es nuestro mayor don, el intelecto humano. Es, el juego del Ajedrez.
Cuando iba al colegio me picó el gusanillo del ajedrez. Nunca fui especialmente bueno, pero llegó un momento que, cuando iba a dormir y cerraba los ojos, no podía evitar seguir jugando en mi cabeza. Mi mente visualizaba jugadas que tal vez nunca jugué, prediciendo movimientos hasta que el verdadero vencedor, Morfeo, decidía arrojar el tablero.
¿A que viene todo esto? Pues a que últimamente he vuelto a jugar al ajedrez. Concretamente a través del Chessmaster Live de Xbox Live. No es lo mismo que jugar contra contrincantes cara a cara y en un tablero real, pero si os gusta este juego, vale los 9 euros que cuesta. Además, tiene una réplica del ranking ELO, el utilizado en el mundo real para medir el nivel de un jugador. Como único punto negativo relevante, el hecho de que según a que horas, cuesta encontrar a contrincantes humanos contra los que enfrentarse.
Y si no tenéis consola (o aunque la tengáis), os recomiendo Freechess.org, una comunidad que os permite jugar al ajedrez a través de diferentes clientes que conectan con sus servidores. Uno de ellos, accesible desde su propia web, es java y os permite jugar desde el propio navegador. Además, esta comunidad también organiza torneos y otros eventos e incluso podéis enviarles vuestras partidas o jugadas dudosas y otros jugadores os las revisarán y os darán consejos sobre las mismas.