Uno de los mayores inconvenientes para la aceptación y traslación de los negocios tradicionales a la red es la fiabilidad y seguridad que pueden ofrecer los mismos.
En un primer momento fue la banca. Los usuarios eran rehacios a operar con su dinero en un medio que resultaba vulnerable. No ha sido hasta la implantación de rigurosas auditorias y la elaboración y aplicación de legislación específica que el usuario, el ciudadano, ha gozado de un marco de seguridad necesario para operar con tranquilidad y confianza.
Parece que los casinos están siendo el siguiente campo en “internetizarse”, sin embargo hechos como estos, no hacen sino que mermar la confianza de los jugadores.
Un investigador australiano ha levantado una estafa de varias decenas de millones de dólares y que afecta, al menos a dos casinos online.
Al parecer, trabajadores de estos casinos utilizaban una puerta trasera del software para hacer trampas al poker, conociendo en todo momento las cartas que tenian los demás jugadores de la mesa.
Las sospecha se levantó cuando algunos usuarios se percataron que ciertos jugadores obtenían beneficios a un ritmo 75 veces superior al que lo obtendría cualquier buen jugador.
Pese a mis suspicacias, tengo entendido que, al menos, los casinos españoles que hay en el “mundo real”, están sometidos a rigurosos controles para garantizar que el juego sea limpio. Es evidente que, desgraciadamente, esto todavía no sucede en internet.
Más información (en inglés) en SMH.