Se ha luchado y vencido. Estás a un click de distancia de cualquier acto sexual imaginable de forma gratuita. Así que ya es cosa del pasado.
Scott Flanders, presidente de Playboy
Con estas palabras, el presidente de Playboy justificaba su decisión de suprimir la pornografía (desnudos) de la revista. En un intento por incrementar su base de lectores y ser más lucrativa, la mítica publicación que contribuyó a que el sexo dejara de ser algo vergonzoso y subrepticio para convertirlo en el elemento ubicuo que es hoy en día, dejará de mostrar a modelos desnudas en sus páginas.
La realidad es que no son buenos tiempos para la revista fundada por Hugh Hefner. En USA, de los 5,6 millones de ejemplares que vendía mensualmente en 1975 han pasado a una tirada de apenas 800.000 unidades. Y las empresas que se publicitan en la revista, fuente principal de sus ingresos, presionan para llegar a una base de lectores más amplia, concretamente aquella de la que, a su vez, pueden obtener más beneficios: jóvenes de 18 a 30 años.
El legado de Playboy es mucho más que pornografía. Sus miles y miles de páginas no solo han albergado cuerpos de modelos de vanguardia y de estrellas como Naomi Campbell, Madonna o Sharon Stone sino también artículos de calidad, historias breves firmadas por aclamados autores y entrevistas a personalidades como el escritor Vladimir Nabokov (autor de Lolita), los activistas Malcolm X y Martin Luther King o el ex-presidente James Carter.
Pero si quitas la pornografía de Playboy, ¿qué queda?
Pues el mismo contenido de calidad que venía mostrando hasta ahora; una amalgama de artículos, entrevistas e historias cortas de primerísimo nivel. Además todavía mostrará a atractivas mujeres ligeras de ropa, y se mantendrán secciones como la “Playmate del mes”, pero ahora estas fotografías pasarán a ser “no aptas para menores de 13 años“, en lugar de exclusivamente para adultos, como venía siendo hasta ahora.
Pueden vestirlo como quieran, pero que hayan decidido suprimir la pornografía responde a un motivo esencialmente económico y, tristemente, contradice las palabras de su presidente; en realidad, no vencieron la batalla. Si para alcanzar un mayor público deben eliminar los desnudos (cosa perfectamente factible, pues ya sucedió al suprimir los desnudos de su página web) significa que la pornografía, aunque muchísimo más accesible que hace algunas décadas, todavía tiene ese halo social de acto sucio, vergonzoso y clandestino que provoca que muchos potenciales clientes no compren la revista por temor al “qué dirán”.
Como comentan en Mashable, resulta irónico que la vieja excusa que muchos blandían cuando eran “sorprendidos” con la nariz (y lo que no es la nariz) entre las páginas de Playboy (“yo lo que leo son los artículos”) se vaya a convertir en realidad.
Casi como homenaje, os dejo unas cuantas portadas clásicas de una Playboy que, para bien o para mal (el tiempo lo dirá), dejará de existir.
Actualización: Algunas ediciones internacionales del magazine (como la alemana), seguirán mostrando desnudos:
Der deutsche "Playboy" bleibt nackt: http://t.co/EWoCXJjKPF @bzberlin (fho) https://t.co/3AJDVeUOMi
— dpa (@dpa) October 13, 2015