Hasta hace poco tiempo, los blogs estaban en boca de todos. La idea de poder hacer llegar nuestros pensamientos a miles de personas, sedujo a muchos (tal vez también a mi), que de la noche a la mañana empezaron a aporrear el teclado con más o menos sentido, con más o menos gracia. Sin embargo, parece que a día de hoy, esa moda, como muchas otras, ha pasado. Afortunadamente, un nuevo medio de comunicación, menos masivo pero tal vez de más calidad, ha permanecido. Resulta curioso aún así, que uno de los principales motivos por el que algunos usuarios están abandonando los blogs sea su creciente participación en las redes sociales como medio para generar contenido. Las redes sociales permiten llegar a un público más concreto (a menudo familiares y amigos) y de una manera más directa. Pero sobretodo facilitan el salvar cualquier tipo de escollo técnico para publicar prácticamente lo que sea. Por ejemplo, para publicar un video de Youtube (o de muchos otros servicios) en Facebook, basta con introducir el link y el sistema se encarga de todo lo demás. Nada de códigos embebidos de flash que cambian en función de la resolución o la calidad.
Encuentro lógico y loable que esta accesibilidad haya sido recompensada con la atención de los usuarios. Sin embargo, más preocupante me parece el hecho de que estos mismos usuarios que ahora generan contenido en las redes sociales no vean recompensada su labor de manera económica. Y es que hasta hace poco tiempo, cuando alguien escribía un artículo en un blog, si este era bueno y despertaba el suficiente interés, la página web donde había sido publicado recibía una innumerable cantidad de visitas que, indirectamente, se traducían en ingresos (normalmente discretos eso sí) a través de la publicidad de la misma. Todo esto, se pierde, o por lo menos se diluye considerablemente en Facebook, y en menor medida, en Twitter.
Puede argumentarse que aquellos que generan contenido original, lo siguen haciendo a través de los blogs. No obstante, me parece discutible y a menudo difícil de distinguir el tan cacareado contenido original. Pues, a mi modo de ver, un comentario sobre una idea ajena ofrece un valor añadido ya susceptible de ser calificado como contenido original.
Entiendo la complejidad del problema. Y que incluso las propias redes sociales se enfrentan a una gran dificultad para monetizar su negocio. Pero ese, es su verdadero reto.
No pretendo pecar de ludista. La realidad es que las redes sociales han venido para quedarse y hay que aprender a usarlas en nuestro beneficio. Lo ideal es utilizarlas para atraer tráfico hacia donde queramos, pero uno no puede dejar de tener la sensación que, por el camino, se están quedando con parte del pastel.
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Somos muy comodones, tanto que no nos importa que otros se enriquezcan a nuestra costa.