Nuestro cerebro es un órgano curioso. En él se desarrolla lo que, en esencia, nos hace humanos.
Gran parte de lo que somos, de como somos y de por qué somos se debe a nuestra respuesta ante todo aquello que, de uno u otro modo, interactúa con nosotros… acción, reacción.
Como muy bien apunta Gonzo, autor del blog “El sentido de la vida“, ante un problema psicológico (entendiendo el concepto un sentido amplio), la medicina contemporánea actúa combatiendo los síntomas, normalmente sirviéndose de la química, en lugar de adentrarse en las causas que han provocado dichos síntomas. A menudo, esto provoca una solución pasajera y artificial del problema, fomentando adicciones farmacológicas innecesarias.
Hilando un poco más en el tema, siempre me he cuestionado la idoneidad de la figura del psicólogo. Permitid que me explique. Estoy de acuerdo en que, como profesional de la salud mental, su figura sea la adecuada para el tratamiento de ciertas dolencias, pero creo que en la sociedad actual, con frecuencia, se sobreutiliza.
Nada más lejos de mi intención el convertirme en uno de esos defensores a ultranza de la mal llamada “medicina alternativa”, o ejercer de viejo y sabio maestro zen, pero me voy a tomar la libertad de daros algunos consejos o “técnicas caseras” para combatir, de un modo muy subjetivo y genérico, cualquier preocupación:
- Racionalización. La razón es el mayor don que posee el ser humano. Es nuestra mejor arma para afrontar y solucionar los problemas. A través de la reflexión podemos enfrentarnos con éxito a los hechos más descorazonadores.
El miedo es el enemigo de nuestra razón, pues a menudo el temor hacia un hecho, tiene mayor impacto en nuestro ánimo que el propio hecho en sí.
Y respecto a los problemas que, desgraciadamente, carecen de solución, ante aquellos hechos que tendrán consecuencias irremediablemente funestas, no vale la pena preocuparse. Solo queda aguantar estoicamente, con entereza. Algo así reza un antiguo proverbio chino: “Si algo tiene solución, no te preocupes, pues la tiene. Y si algo NO tiene solución no te preocupes tampoco, pues no la tiene”. - Hablar con amigos. Esta es mi concesión hacia el psicoanálisis, aunque de un modo un tanto particular. Ya sea por esa necesidad tan humana de compartir nuestra aflicción o simplemente para recibir un consejo que nos pueda ayudar a solventar el problema que nos atañe, el exteriorizar nuestras desdichas resulta de lo más favorable.
- Aceptar la incertidumbre. Nos guste o no, existen innumerables aspectos de nuestra vida cotidiana que escapan a nuestro control. Es necesario aprender que, por ejemplo en el peor de los casos y aunque la probabilidad pueda (o no) ser remota, la muerte puede llegar en cualquier momento. Algo tan simple y a priori tan sabido como eso resulta de difícil aceptación. Su descubrimiento, la verdadera comprensión de este hecho puede provocar un sentimiento de frustración angustiante, deprimente. Pero con el tiempo, sirve también para comprender que al fin y al cabo, somos etéreos, fugaces y no merece la pena desperdiciar nuestra propia vida en minucias.
Todo esto viene a raíz de ciertas reflexiones surgidas de una conversación que tuve hace ya algunos días con una amiga, en la que delante de una taza de té, arreglamos el mundo y las personas. 😉
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Me gustan esas conversaciones que arreglan el mundo… aunque mejor delante de una "fresh voll damm beer" (opinión personal) 😀
En cuanto a la medicina occidental, nunca he sido muy partidario de ella, y menos en campos psiquiátricos + psicotrópicos recetados tan alegremente.
Me gusta la filosofía médica oriental (la cual desconozco al 99.9%), de tratar el origen, la causa, y no los síntomas como estamos acostumbrados en occidente… algún día ya te contaré una experiencia personal al respecto (te avanzo, mera tontería, no sea que tengas expectativas del descubrimiento de una gran verdad arrolladora :D).
En cuanto al proverbio chino, yo lo había oído relacionado con el budismo, y no exactamente igual, pero siempre ha sido un pensamiento que me ha gustado, y que me ayudado a seguir adelante en momentos críticos.
Saludos!
PD.- Veo que te ha acabado gustando leer a Gonzo 😀
Jejeje… no te creas que le hago ascos a una buena Voll Damm, supongo que fue el momento que era más… "chill out".
Realmente, y diciendo esto con toda la humildad que da la ignorancia, me pregunto si la psicología occidental ha evolucionado (o por lo menos avanzado) en el camino correcto. Me da la sensación que el "Fast Food" no solo se ha aplicado en nuestros hábitos alimenticios, sospecho que existe una especie de "Fast Feeling" o "Fast Happiness" o mejor aún "Fast Trip" que los psicólogos de hoy en día consiguen a base de drogas.
¿Alguien con más conocimientos podría darnos algunas pinceladas sobre el estado actual de la psicología occidental?
P.D.: Siempre me ha gustado el estilo de Gonzo, aunque no comparto todo lo que escribe. Tiene un halo de pesimismo excesivo.
a ver en principio y de manera muy amplia, el psicólogo no receta es el psiquiatra, digamos psicólogo Freud – psiquiatra "científico loco" (no se me ocurre ningún nombre jeje), aun que si hay psicólogos que recetan.
“somos etéreos, fugaces y no merece la pena desperdiciar nuestra propia vida en minucias.”
No tan fugaces. Como yo lo veo, nuestra existencia es infinitesimal en el tiempo, mas de algun modo está escrita en el universo, en las propiedades de la materia, una historia grabada en cada átomo. Hemos estado, y vamos a estar ahí, todo el rato. Al igual que una película avanza y no por ello se destruyen los fotogramas ya visualizados ni se crean otros nuevos.
Lo limitado es uestra comprensión, y nuestra precepción del tiempo.
Sólo hay dos soluciones a todos los problemas del hombre: una verdadera amistad y un verdadero amor; es lo único que puede apaciguar por un momento nuestra sed de respuestas y de conocimiento, y nuestra sensación de futilidad.
Saludos