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Bang-Bang Club

  • Omar Martin
  • 4 enero, 2009

Durante la década de los 90, cuatro fotógrafos de guerra formaron lo que más tarde algunos de ellos denominarían el «Bang-Bang Club«. Kevin Carter, Ken Oosterbroek, Greg Marinovich y Joao Silva fueron testigos de los más cruentos conflictos que han azotado recientemente el continente africano.

Sus polémicas fotografías les encumbraron a lo más alto de la fotografía bélica; algunos de ellos llegaron incluso a ser galardonados con el premio Pulitzer. Sin embargo las críticas de la comunidad internacional hacia las circunstancias que rodearon la toma de algunas instantáneas terminaron pasándoles factura.

Probablemente el caso más famoso sea el del Kevin Carter, quien en 1994 fue premiado con el Pulitzer por la fotografía que realizó a una famélica niña de Sudán que estaba siendo acechada por un buitre. Más tarde se supo que la niña se dirigía hacia un campamento de la ONU que estaba a escasos 100 metros del lugar. No he encontrado una versión unánime sobre si Carter llegó a ayudar a la niña. Algunos testigos afirman que estuvo más de 20 minutos esperando a que el animal extendiera sus alas, otros sin embargo, afirman que la niña no corrió peligro durante la fotografía.

La más famosa foto de Kevin Carter: Un buitre acechando a un niño moribundo
La famosa foto de Kevin Carter, la que le reportó un Pulitzer y un clavo más en su ataúd.

 

Atormentado por los remordimientos, a penas un año más tarde se quitó la vida. Su nota de suicidio rezaba así:

«[…] Estoy deprimido… sin teléfono… sin dinero para el alquiler… dinero para ayudar a los niños… dinero para las deudas… ¡¡¡dinero!!! Estoy atormentado por vividos recuerdos de asesinatos y cadáveres y furia y sufrimiento… de niños hambrientos o heridos… de locos de gatillo fácil -a menudo policías-, de verdugos asesinos…
He ido a reunirme con Ken, si tengo suerte […]»

Greg Marinovich por otra parte, quizás no estuviera envuelto en tanta polémica, pero las fotografías que han inmortalizado su nombre, por las que también ganó el Pulitzer, las ejecuciones por «Necklacing», son tanto o más desgarradoras:

Marinovich Necklacing
El «Necklacing» es una dantesca forma de asesinar que consiste en colgar un neumático impregnado de gasolina al cuello de la víctima y prenderle fuego.

Otro miembro de este «selecto» club, Ken Oosterbroek, fue asesinado el 18 de abril de 1994 durante un tiroteo en Johannesburgo. Paradójicamente, esta vez él terminó al otro lado de la cámara:

Muerte Ken Oosterbroek
En segundo plano, Ken Oosterbroek. Su «amigo» Silva intenta inmortalizar el momento. En el primer plano, Greg Marinovitch herido.

Conseguir que las atrocidades que se cometen en cualquier parte del mundo no caigan en el olvido, pretender involucrar a las super potencias por algo más que el petróleo o las verdades supremas religiosas, resulta digno de admiración. Sin embargo, es muy ingenuo o ruin, sobretodo para gente con esta experiencia, pensar que solo son testigos etéreos de crímenes que no les atañen. Su mera presencia ya cambia las circunstancias. Desde el guerrillero adolescente que aprieta el gatillo solo para salir en la foto, a la vida que se puede prolongar un día más ofreciendo un sorbo de la propia cantimplora. El valor para actuar, debe convertirse en una responsabilidad necesaria.
En la era de las comunicaciones, la indiferencia, más que nunca, nos hace culpables.

Si deseáis más información sobre el tema, en el año 2000, los dos miembros del «Bang-Bang Club» que quedan con vida, Silva y Marinovich, publicaron el libro: «The Bang-Bang Club: Snapshots from a Hidden War«.

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0 comentarios
  1. Sergio Alvaré dice:
    12 enero, 2009 a las 11:32

    Parecemos estar destinados a vivir en uno de los dos bandos: el del control y mejora de la calidad de vida, y el de la destrucción. Ambos envueltos en un proceso sin fin. Es lo que da sentido a nuestra existencia: la resolución de necesidades creadas por otros (o eso parece). No deseo justificar ningún conflicto, sino apuntar hacia las causas: por cómo estamos hechos o qué se yo, el caso es que los conflictos son inevitables. Y si de un día para otro cambiarían los papeles: los que sufren y padecen podrían perfectamente ser, el día de mañana, los que repartan dolor. Y es que no somos ni buenos ni malos, vamos a lo que vamos. Ojalá pudiera evitarse, pero parece que gran parte de la vida vamos con el piloto auto´matico puesto y eludimos cualquier razonamiento. Tenemos una "ventana de existencia" de unas pocas décadas y gozamos (o gozan algunos) "ivirtíendola" en generar caos. ¿Es que escapa a nuestra "voluntad"? ¿Es que deben ser así las cosas?

    Muy interesante el post. Saludos!

    Responder
  2. Inkoherence dice:
    12 enero, 2009 a las 12:33

    ¿Quieres decir algo así como que estamos genéticamente programados para comportarnos como nos comportamos? Supongo que a escala muy básica es así, pero creo y quiero pensar, que tenemos capacidad de decisión sobre nuestros actos, al menos sobre aquellos que van más allá de proporcionarnos los elementos estrictamente básicos para sobrevivir.
    De todas, he de confesar que tengo mis dudas.

    Por cierto, eso que has dicho del intercambio de papeles, me ha recordado a la situación actual de Israel, de como los judíos han pasado de víctimas a verdugos.

    P.D.: Me alegro que te interese la entrada!

    Responder
  3. Welly dice:
    14 junio, 2011 a las 10:31

    Muy informado creo que no estás cuando hay imágenes del propio Carter y de su mujer dejando bastante claro que no lo hizo,ni el ni la guerrilla que lo guiaba, o quizás escoges omitir el documental. Hacer negocio del hambre está mal, hacernos los ciegos está mal, quizás Carter era más un suicida que un heroe, quizás un adicto a su trabajo y a las drogas, ¿pero tacharlo de ruin o ingenuo? Gente tan ingenuamente ruin como tu le dieron el toque de gracia a una persona que se dejó la cordura y la vida intentando cambiar las cosas.

    Responder
  4. inkoherence dice:
    14 junio, 2011 a las 14:14

    ¿Tienes el link a esas declaraciones de Carter y su esposa? Desconocía esos testimonios. Por otra parte, todo lo escrito, no es más que mi opinión basada en los hechos que he expuesto. Opinión, por tanto, no inamovible, sobre todo si llegan a mi conocimiento nuevos hechos.
    ¡Gracias!

    Responder
  5. Welly dice:
    16 junio, 2011 a las 11:15

    El documental se llama «The death of Kevin Carter» http://www.youtube.com/watch?v=6JbLPytSOcA

    Si bien entiendo que el papel y el comportamiento de esta y otra mucha gente es para plantearse muchas cosas no entiendo lo de «pensar que solo son testigos etéreos de crímenes que no les atañen.»?

    De nada

    Responder
  6. inkoherence dice:
    16 junio, 2011 a las 13:23

    Gracias por el enlace, pinta muy interesante.
    Con mi comentario, me refiero a que me parece muy ingenua (o interesada) la postura de cierto sector de la prensa que pretende justificar todas sus fotografías alegando que ellos solo retratan actos que se producirían con independencia de que ellos estuvieran allí para inmortalizarlo.
    Bajo mi punto de vista, esto puede ser así en algunos casos, pero no en todos. En ocasiones la mera presencia de un periodista, puede cambiar el modo de actuar de aquellos que les rodean. Y han de ser, por tanto y hasta cierto punto, responsables de la imagen que inmortalizan, del momento en el que toman la instantánea.

    En este sentido, te recomiendo el libro «El pintor de batallas», de Arturo Pérez Reverte, que indaga más sobre esta idea.

    Saludos.

    Responder
  7. Welly dice:
    17 junio, 2011 a las 02:36

    ¿Entonces que fotogrfías son «validas», cuales no? ¿Marianovich debío cojer un arma y enfrentarse a los ejecutores? ¿Que te parece el caso de Sri Lanka, donde los civiles rogaban a la prensa que se quedase? ¿Es el hecho de hacer la foto con vista subjetiva lo malo? Sigo sin entender tu enfoque.
    Saludos

    Responder
  8. inkoherence dice:
    17 junio, 2011 a las 10:26

    Lamento decirte que no conozco ninguna formula para discernir que fotografías son moralmente reprochables y cuáles no. Es un juicio de valor (como tal subjetivo), que dependerá de la situación concreta. Eso sí, el sentido menos común y mantener siempre una cierta sensibilidad, dura pero necesaria, deberían ser el prisma de valoración.

    Sin embargo, lo que no pueden pretender algunos reporteros gráficos es ser «entes etéreos» que atraviesan regiones que están siendo asoladas por la guerra, sin que su mera presencia repercuta en nada. Del mismo modo que las victimas de la guerra pueden implorar a la prensa internacional para que se quede y de testimonio al resto del mundo de las penurias que atraviesan, imagina la otra cara de la moneda; piensa, por ejemplo, en el guerrillero que aprieta el gatillo solo para aparecer en una foto que al día siguiente recorrerá las portadas de los periódicos de todo el mundo y satisfacer así un macabro concepto de la fama.

    Sea como fuere, y volviendo a la idea de que todo depende del caso concreto, si es cierto que Carter estuvo 20 minutos esperando a que el ave de rapiña extendiera sus alas para tomar una fotografía más estética, me parece reprochable.

    No menosprecio la labor de los reporteros gráficos. Todo lo contrario. Solo me gustaría que se ejerciera con plena responsabilidad.

    Al margen de que lo compartas o no, espero haberte aclarado mi punto de vista.

    Saludos.

    Responder
  9. Welly dice:
    17 junio, 2011 a las 18:56

    Al ejemplo que pones, seguro que existe algún caso, pero ni tiene nada que ver con el esta gente a priori, ni se le puede presuponer esa desmoralidad a «cierto sector» sin tener algo concreto.

    A lo de Kevin Carter, me pasas algún link donde se demuestre que fue así? ,para buscar una foto simbólica, no estética. Reprochable podría serlo hoy donde hemos visto de todo en el telediario de las 3, esa foto salvó o prolongo muchas vidas en forma de conciencia por que no paso desapercibida como otras muy similares. Me parecen muy comodos tus reproches.

    Saludos

    Responder
  10. inkoherence dice:
    18 junio, 2011 a las 20:24

    En absoluto niego que la repercusión que ha tenido esa fotografía haya sido algo positivo. No obstante, de ser cierto que estuvo 20 minutos aguardando al buitre para conseguir una mejor foto… simplemente no era necesario. Pudo ser perfectamente compatible tomar la fotografía, ahuyentar rapidamente a la rapaz y ayudar a la niña. Aún así, no he encontrado información concluyente sobre cómo sucedió todo en realidad. La mayoría de páginas webs que he eocntrado sobre el tema, mencionan los 20 minutos (solo hay que googlear para comprobarlo), pero no ofrecen ninguna fuente fidedigna. Así pues, he modificado el artículo, tachando la frase original, haciendo un mayor hincapié en la confusión que rodea a la historia de aquella fotografía.

    Por último, solo mencionar que la amoralidad que yo condeno en este artículo es la de aquellos reporteros que pretenden ser testigos etéreos e invisibles de conflictos ajenos.

    Saludos.

    Responder
  11. Welly dice:
    19 junio, 2011 a las 19:33

    Te pediría que no te quedes tan en la superficie de las cosas a la hora de poner como mal ejemplo de periodismo, a un grupo de gente al que su trabajo les costo la vida o su integridad física como es el caso del «amigo» Silva. ¿Como de etéreas eran sus piernas cuando volaron en Afganistán?
    Saludos

    Responder
  12. United We Stand dice:
    12 julio, 2011 a las 22:19

    Necesitamos de JesuCristo, Dios es un caballero y no ha obligado a ningun ser humano a seguirlo pero si un Gran sabio Dijo una vez: Que la ausencia de Luz es la obscuridad y la ausencia de Calor es el Frio por lo tanto la ausencia de Dios es el pecado y el sufrimiento, Por lo tanto donde una poblacion llena de brujeria y hechizeria que niega a JesuCristo como Señor pasa esto busquemos a JesuCristo que con mi testimonio propio y el de millones de Personas hemos experimentado lo real que Es El en nuestra vida, «God Is Able» >

    Responder

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