
Aún así, la sentencia todavía no es firme, y la demandada ya ha dicho que la recurrirá. Para ello está recogiendo fondos desde la web «Free Jamie«.
Las sociedades gestoras de derechos de autor, están condenadas a desaparecer. No pueden seguir perpetuando un modelo de negocio desfasado, contrario a la voluntad ciudadana, al derecho al libre acceso a la cultura y al propio sentido común.
La justicia estadounidense me parece de lo más impredecible, sin embargo las cosas no pintan nada bien para la RIAA. Si Jammie acaba siendo condenada, probablemente se convierta en un incómodo martir que perjudique su ya deteriorada imagen pública. Y si por el contrario es absuelta, probablemente sea indemnizada.
Via Error 500.




