Actualización: Beckham tattoos es una página web que recopila una colección detallada de los tatuajes de David Beckham, así como diversas explicaciones sobre los mismos.
David Beckham, además de deportista, es un personaje mediático. Sus apariciones, su nombre, genera dinero. Hace algún tiempo, por ejemplo, cobró por un reportaje televisivo en el que mostraba los tatuajes que tiene en su cuerpo. Estos tatuajes son obra de un artista llamado Louis Molloy quién, como no, al ver al señor Beckham la televisión decidió que él también quería sacar tajada. Después de todo estaban mostrando su obra, los tatuajes que él había creado. Así que le pidió a la celebridad la mitad de lo que había cobrado por el reportaje. Sin embargo al señor Spicy aquello no le sentó nada bien, le contestó que ya le había pagado los tatuajes cuando se los hizo y que no le iba a dar nada de lo que había cobrado por el reportaje. Además, después de todo, si alguien había mostrado algún interés por los mismos, era porqué estaban en su cuerpo, porqué él era quien era, porqué él, David Beckham, los llevaba. Ante esa negativa, el tatuador decidió demandarlo.
Aparecía entonces un conflicto entre el derecho del futbolista a explotar su propia imagen y el derecho del creador a explotar las ilustraciones tatuadas.
Curiosamente el asunto no llegó a los tribunales. Ambas partes pusieron fin al litigio mediante un acuerdo extrajudicial. ¿Y en que consistió esta solución? Pués se desconocen los detalles, pero básicamente Beckham pagó una suma desconocida de dinero al tatuador para que éste desistiera de su demanda. Podría considerarse por tanto, que pese su oposición inicial, David cedió, al menos parcialmente, a las demandas de la parte contraria, muy probablemente aconsejado por su legión de abogados.
Y es que los derechos de propiedad intelectual son un tanto singulares. Al igual que ocurre con la figura del trabajador en el derecho laboral, el derecho de autor ofrecen a éste una protección desigual, inspirada por principios de discriminación positiva.
En este caso concreto, si la no se estipula lo contrario, cuando adquirimos una obra, ya sea un cuadro, una fotografía o un tatuaje, lo que realmente estamos comprando es ese objeto material para poder disfrutarlo en nuestro ámbito privado. El resto de derechos de explotación como la reproducción o comunicación pública siguen correspondiendo al autor. Por tanto, y aunque pudiera parecer exagerado, lo que debía haber hecho Beckham al comprar los tatuajes es hacerle firmar un contrato al tatuador por el que también le cedía el resto de derechos de explotación.
La razón de esta especial protección al autor es un tanto difusa. Para empezar, las obras intelectuales, se consideran fruto de algo que va más allá del propio intelecto, obras del espíritu, y como tales nunca dejarán de tener un vínculo especial e intemporal hacia su creador, cuya principal consecuencia es la indisponibilidad absoluta de ciertos derechos, como los derechos morales, pero también la necesidad de transferencia explícita de los derechos patrimoniales.
Existen ya algunos antecedentes de esta “espiritualidad” del derecho de autor en la antigua Roma, cuándo el emperador Justiniano al encontrarse con un conflicto sobre a quien pertenecían unas pinturas griegas, al autor o al dueño de la tabla donde habían sido pintadas, se pronunció a favor del autor.
Es curioso como a pesar de la evolución, muchos de los conflictos humanos son en esencia los mismos.
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Ya tienes nuevo logo
http://www.flickr.com/photos/kahluacream/1605368658/in/set-72157602874516885/
Jajajajaja… Muy bueno!
No me des ideas que hace ya algún tiempo que ando dándole vueltas a un posible futuro rediseño.
Igual tienen razón los dos pero muchos tatuajes se publican en páginas de internet y yo nunca había oido que había que pagar al tatuador por hacerlo claro que no todos somos Beckham, pero en fin es un aviso yo tengo un tatuaje pero no quiero que me lo vea nadie, es muy personal y me lo hice en sitio no visible facilmente, además el tatuador hizo un programa de Tv donde presumia horrores de haber tatuado a David, con lo cual bastante tajada sacó del asunto.