Cuentan, que de todos los senderos serpenteantes de este mundo, tan solo una estrecha vereda olvidada llega más allá del horizonte; hasta donde tu habitas. Dudo que nadie guarde tantos años en la bolsa para pagar el peaje de recorrerlos todas. Por eso envío mis palabras, taciturnas pero valientes; dispuestas a dar su vida por ti. Y quién sabe… quizás algún día, una regrese contigo.