Reza el refranero popular, que los árboles no dejan ver el bosque. Una manera de decir también, que a veces conviene alejarse para ver el cuadro completo. Y eso es precisamente, el problema que están sufriendo muchas webs actuales.
El incremento de la velocidad de las conexiones de internet, tanto en lineas fijas como móviles, ha sido de vital importancia para poder utilizar, en cualquier contenido web, más imágenes, de mayor calidad y de mayor tamaño. Poco a poco va quedando atrás la tendencia (hasta cierto punto, necesidad tecnológica) de publicar fotos de tamaño reducido para no saturar las conexiones de los visitantes.
Sin embargo, esta mejora ha traído consigo una lacra mucho menos amigable para el usuario: que estas mismas imágenes, incrustadas por ejemplo en artículos, no sean ampliables y su tamaño exceda el área visible del navegador. Lo que provoca que el usuario no pueda ver la imagen en su conjunto, sino que deba ir haciendo scroll en la página para ir viéndola a fragmentos. Y no se trata de un hecho aislado. Medios tan influyentes como númerosas páginas la archiconocida red de Medium o, en menor medida, ciertos artículos de The Verge o Polygon, son perfectos ejemplos de esta desafortunada práctica:
Desde un punto de vista técnico, el problema suele agravarse con las imágenes en formato vertical y, en muchos casos, posiblemente se trate de una consecuencia, de una especie de efecto secundario de la filosofía “mobile first”, o sea diseñar y desarrollar las webs priorizando su visibilidad en los dispositivos móviles. Sin embargo, no es excusa; existen técnicas para adaptar el tamaño de las imágenes a la altura del area de navegación e incluso en el peor de los casos, bastaría con enlazar estas imágenes gigantescas a la misma imagen, ya sea con un mero enlace al archivo en cuestión o con alguna libreria del estilo lightbox o fancybox.
Esperemos, que como ha sucedido a lo largo de la breve pero intensa historia de la web, esta tendencia sea solo una moda pasajera.