Siempre pensé que la figura de Indiana Jones, no era más que un personaje de ficción fruto de las fantasías de Spielberg. Por suerte me equivocaba y recientemente he descubierto a su homónimo del mundo real, Otto Rahn.
Desgraciadamente, este lado del espejo, el de la realidad, resulta bastante menos romántico y apacible que reflejo del celuloide. En demasiadas ocasiones, al final de la historia, no hay más beso que el de la muerte.
Otto Rahn fue un arqueólogo alemán apasionado por el Santo Grial al que su ingenuidad lo llevó a la tumba.
Apadrinado por el régimen nazi, del que ya son conocidas sus aficiones por el ocultismo, dispuso de todos los recursos imaginables para llevar a cabo sus viajes y excavaciones. Así pese a su escasa convicción política pero vistiendo la esvástica como estandarte, llegando a ser un miembro destacado de las SS y rindiendo cuentas al propio Himmler (la mano derecha de Hitler) siguió la pista a la copa de Cristo guiado por el poema épico de Parzival datado en el siglo XIII.
No encontró el Santo Grial pero aún así, alcanzó cierto éxito escribiendo un libro sobre sus viajes, obra que en poco tiempo se convertiría en la lectura de cabecera de la élite nazi.
No obstante, y probablemente debido a una recién adquirida conciencia sobre las atrocidades de sus patrocinadores, quiso renunciar a las SS. Momento que, Himmler, aprovechó para hacer pública una “perturbadora” inclinación impropia de la raza que mitificaba el Führer: su homosexualidad. Para más inri, no tardaron en aparecer los rumores que tachaban al caído en desgracia de judío.
La versión oficial dice que poco tiempo después, con su reputación hundida y repudiado por el pueblo que lo había encumbrado a la fama, el arqueólogo se suicidó. Como es de esperar, no faltan los rumores e incluso ciertos indicios sobre que, en realidad, “lo suicidaron”.
Más información (en inglés) en Telegraph.
0 comentarios
Que raro que alguien con la capacidad de Rahn, no pueda haber sido nacionalsocialista por conviccion! Siempre hay que buscarle la parte negativa a todo este tema. A todos aquellos encumbrados personajes que actuaron en el Tercer Reich, luego de 1945, parece que hay que buscarles una "redencion" ante tanta "maldad" nazi.
El artículo arriba escrito, lo hace con Otto Rahn. Hay que leer los escritos y sus memorias (sin retoques aliados, por supuesto) para saber como pensaba el en referencia algobierno aleman de ese momento.
Dejemos las especulaciones y los deseos de… "haber sido como nos hubiese gustado" y no realmente como fue.