Hace ya bastante tiempo, empecé a escribir algo. Una historia más o menos larga, tal vez una novela corta, cuyos entresijos se perfilaban en mi mente a modo de pinceladas fugaces, esporádicas y sobretodo, parciales. Dicha “obra”, todavía está muy lejos de ser acabada.
Sin embargo en el proceso de plasmar la misma, y probablemente animado por la ya lejana adquisición del iMac, descubrí Scrivener, una pequeña joya en forma de programa de edición de textos, mucho más apto para mi propósito que los típicos Microsoft Word, Writer de Open Ofice o Pages de la suite iWork de Apple.
Scrivener se acerca de forma mucho más natural que los editores de texto tradicionales a la labor del escritor.
El programa, con un estilo y un diseño muy “Mac”, permite clasificar nuestros textos en capítulos o partes, en carpetas que a su vez pueden contener más y más partes o carpetas. Además, permite que almacenemos en cada una de estas subdivisiones material útil y accesorio para nuestra labor, como puedan ser fragmentos de páginas web, imágenes, vídeos y otros archivos.
Otras características destacables son:
- Snapshots: guardar diferentes versiones de nuestros textos a lo largo del tiempo.
- Etiquetas y colores para definir estados o tipos personalizados de textos.
- Pantalla completa sin distracciones. Ofreciendo el escrito en el centro y el resto de la pantalla en negro; totalmente ópaco o con cierta opacidad).
- Importación de gran cantidad tipos y formatos de archivos, como imagenes, pdf’s o archivos Word por ejemplo.
- Exportación a PDF, RTF y Final Draft (formato que es todo un estándar en cuanto a edición de textos para guionistas se refiere). Además es posible establecer multitud de opciones para determinar que textos serán exportados (todo, excluyendo las notas, incluyendo o excluyendo los de una determinada parte… etc), de modo que nuestro manuscrito final prescinda de cierto material de investigación o textos que han sido deshechados.
- Vista en modo esquema (outline) o modo “corcho” del contenido de cada una de las partes que conforman nuestro manuscrito. Esta última vista (“corcho”), muestra cada texto en forma de tarjetas clavadas en un corcho, dando un aspecto muy visual y esquemático a nuestros textos.
- Estadísticas: de tiempo, de palabras, de lineas, por capitulo… etc.
Como únicos puntos negativos, la ausencia de sincronización de nuestros archivos de Scrivener en la tan manida “nube”, con la potencial capacidad de trabajo colaborativo que ello supondría, y sobretodo la imposibilidad de guardar los archivos en un formato abierto, accesible desde otros programas y otras plataformas ya que, desgraciadamente, Scrivener solo está disponible para Mac OSX.
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Me alegro que te haya gustado. La verdad es que es un programa que puede resultar muy útil.
A ver si te sirve para escribir alguna gran obra 😀
¡Wow! Este programa es sensacional… Va directo al grano sin las inútiles tonterías típicas de Word y otros programas parecidos.
¡Gracias por la recomendación!